Puse rumbo hacia allí con la esperanza de encontrar a mi viejo maestro…

«Puse rumbo hacia allí con la esperanza de encontrar a mi viejo maestro, una de esas raras almas inmunes a la estupidez del mundo, que siempre tendría un buen consejo que ofrecer» (El juego del ángel)

Mi madre es profesora. Bueno no, profesora no, maestra. De las de antes. 

De aquellas que no necesitaban gritos, ni malos modos, ni golpes para que el silencio inundase la clase. De esas que infundían respeto, admiración y cariño en sus alumnos.

De aquellas que respondían al saludo de «buenos días señorita». Una maestra que recibía regalos en Navidad por parte de los padres de sus alumnos en señal de agradecimiento, por el esfuerzo y la educación dada a sus hijos. De las que entusiasmaba con una clase de matemáticas, poniendo el alma en cada lección. 40 años de servicio. Servicio a la comunidad, a la sociedad, a su país. Enriqueciendo a todos aquellos  niños que pasaron por sus aulas y consiguieron enamorarse de la lectura, sacar buenas notas y en definitiva, ser mejores personas.

40 años de servicio mal pagados a cargo del Estado. Siempre será poco el sueldo de los maestros, y más en este país. Maestros: aquellos encargados de formar a nuestros hijos en conocimientos para la vida adulta, para alcanzar aquello que desean ser. Y tras 40 años de digna profesión, se jubila sin pena ni gloria. Tan sólo un diploma con un nombre y una firma del Ministerio de Educación. Porca miseria…

Ya lo decía Carlos Ruiz Zafón en uno de mis libros preferidos: «No acepte usted nunca condecoraciones que no vengan impresas al dorso de un cheque. Sólo benefician al que las concede…»

Cierto. Pero sus alumnos nunca se han olvidado de ella, y la hicieron un homenaje como se merecía, con su placa conmemorativa y todo. Y su familia, por supuesto,tampoco. Entre todos sus hermanos, la regalaron un viaje de lujo a Portugal. Por circunstancias de la vida, nunca pudo visitar lugares más allá de las de la frontera de la Península. Pero sus hermanos lo hicieron posible, y viajó junto a mi padre, como dos reyes, por Portugal.

Y le hicimos una gran comida. Y una gran tarta, que encargué a La Tanana (éxito asegurado).

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Y un álbum para que guardase sus recuerdos colegiales más preciados.

Quizá, conocimientos como dónde nace y muere el Tajo estén ya en desuso, o quizá a nadie le importen ya las faltas de ortografía… Quizá estemos con los bárbaros a las puertas de Roma y el mundo no se esté dando cuenta, sumido en su estupidez lleno de wasaps… pero lo que sí es cierto es que varias generaciones de niños no olvidarán a aquella maestra que tanto aportó a sus vidas…

Feliz domingo

3 comentarios en “Puse rumbo hacia allí con la esperanza de encontrar a mi viejo maestro…

  1. Este post es precioso. Felicidades a tu madre por su aniversario y felicidades por haberte transmitido los valores que tienes como persona. Seguro que está orgullosa por tener una hija como tú. Besazos desde Barcelona. Marta

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