Antiguas piedras. Leyendas. Últimas heroínas.
Es en este escenario donde me encontrarás. Cuándo empezó la pasión, el sueño, no lo recuerdo. Quizá ya venía en el ADN, en el recuerdo genético. Sólo sé que cuando los demás leían tebeos, yo devoraba mitología griega y romana. ATENEA.
Otro recuerdo difuso aparece en mi mente, un libro sobre Isabel de Castilla. Un cuaderno y un lápiz con punta. Mi primer análisis sobre los acontecimientos históricos.

Papel. Siempre rodeada de papel. Mil revistas sobre Historia y viajes hacia lugares históricos, antiguos. Siempre huyendo del turisteo convencional y playero lleno de flotadores y sombrillas. Prefiero una playa escondida, pequeña, si es posible con una antigua barca varada en la arena, gaviotas posadas sobre su carcomida madera. Esta embarcación tiene historia. Esta playa tiene esencia, y tanto las olas que la recorren como la arena fría a última hora del atardecer me susurran antiguos pasajes sobre el devenir de la Humanidad. Hacia dónde vamos… de dónde venimos…
El oceáno del tiempo tarde o temprano nos devuelve los recuerdos que enterramos en él (Marina)
Mi ciudad del alma, Salamanca. El origen de una parte de mi familia. Bañada por el río Tormes, dormita sobre sus edificios milenarios de piedra de cantería. Paseo por sus calles y sólo percibo el arrullo de las palomas que coronan las torres de la Catedral Vieja, oigo las pisadas de antiguos profesores de universidad con la capa típica que les llega hasta casi los pies. Viejos pájaros vestidos de negro. Aún en las piedras resuenan las palabras de Unamuno; aún uno puede sentarse en los viejos bancos de madera del aula de Nebrija y escuchar su lecciones sobre retórica… Si se sigue hacia adelante en el paseo, podrás llegar hasta el puente romano que cruza el río y visualizar la ciudad desde este enclave que sobrevive al paso del tiempo y de la estupidez humana. Si te tomas la molestia y le dedicas un rato, solo un rato pequeño, a última hora de la tarde, tan solo acompañado por la luz crepuscular y sentado sobre las piedras del viejo puente, aún podrás ver o imaginar a antiguos legionarios con sus sandalias resonando en el empedrado, entrando en la parte vieja de la sabia y eterna ciudad…
Es melancólica, más antigua que el tiempo (Un palacio en la Umbría)
Y de aquí puedo volar fácilmente a otra ciudad que emociona mi alma. Roma. Creo que soy italiana, en algún momento de mis otras vidas debo haberlo sido. Sino, como explicar este amor? Esta fascinación que me llena los ojos de lágrimas y eriza mi vello cada vez que la veo, la siento o la imagino?
Comprendí entonces que jamás volvería a ver aquel lugar, que estaba condenado a soñarlo y a esculpir su recuerdo en mi memoria sabiéndome afortunado por haber podido recorrer sus pasillos y rozar sus secretos… (El juego del Ángel)
Es aquí donde me encontrarás, sentada frente a la Fontana de Trevi contemplando su majestuosidad y derramando mis lágrimas ante la emoción de contemplar una de las maravillas del hombre. Es aquí donde me verás y no en un chiriguito con la música insoportable a reventar, con canciones de reggeaton creadas para ensuciar la dignidad de la mujer a pesar de nuestra lucha a lo largo de los siglos. Podrás verme sentada en la explanada del Circo Massimo, oyendo a la masa vitorear a su cuádriga favorita. Es en este lugar donde, si se deja uno llevar por los sentidos, podrá percibir la presencia aún viva, de miles de almas agitadas con el galope de los caballos y el restallar del látigo del auriga. Caminando un poco más, siempre a pie, para no perderme ni un detalle, ni un sonido, ni un olor de las callejuelas que siempre te desvelan secretos de la ciudad, podrás verme sentada en una de las gradas desvencijadas, gastadas por la lluvia y el viento, en el viejo pero siempre magnífico y eterno Coliseo. No voy a sacar fotos. Creo que puedo llegar a detestar fácilmente los palos de selfies. Sólo voy a sentarme y mirar. Hay que estar atentos, las piedras no siempre están dispuestas a revelar su sabiduría. No vale cualquiera. Tienes que parar, sentir y respirar. Y solo entonces podrás escuchar las voces de aquellos que asistieron jubilosos, unos, horrorizados otros, y peleando y muriendo en la arena del anfiteatro más increíble del mundo. Creo que llegados a este punto, me molesta de manera evidente la cruz de hierro instalada en este lugar. La historia la hacen los hombres y es hija de su tiempo. No me gustan las interferencias posteriores, el ánimo de apoderarse de todo lo ajeno y hacerlo de uno mismo…

Crees que podrás identificarme? Voy a ponértelo fácil. Llevaré un libro a cuestas, de la historia y origen del lugar que visito. Una libreta para apuntar todo aquello que me sugieren los fantasmas que transitan atrapados aún en las viejas calles, edificios abandonados y fuentes secas y olvidadas. Una cámara de fotos, para intentar capturar la esencia y alma de lo visto, para atrapar las últimas luces del atardecer sobre las ruinas del mundo y un plano para moverme siempre a pie y así descubrir pequeños restaurantes que cocinan con las recetas originales aderezadas con los ingredientes crecidos y recogidos de la tierra que piso.


Creo que es tiempo para que vuelva a sacar mis libros y mis lápices. He transitado un camino que me puso en contacto con las personas, su sufrimiento y su miseria. La aportación ha sido grande pero no suficiente para seguir en esta senda. Es tiempo de escribir, de estudiar, leer y por qué no, quizá algún día dar una conferencia que llene las almas y enriquezca el espíritu de los allí presentes…

No todas las vidas deben ser largas para haber estado bien vividas (La isla de las brumas)
Voy a encender una vela, servirme una copa de buen vino tinto, y a comenzar a escribir mi historia. La verdadera, la que me hace soñar y moja mis ojos.

Decía que los seres humanos dejaban pasar la existencia como si fueran a vivir para siempre y que ésa era su perdición (Marina)
Feliz domingo…
Bso:We are free