El día en que se encontró, comenzó a brillar.
Coge tu corazón roto y conviértelo en arte ( Meryl Streep)
No sabría definir en qué momento exacto se liberó del peso, de las cadenas que los complejos y la baja autoestima la tenían atada, encerrada en la cueva oscura en la que muy pocos habían conseguido penetrar y conocerla de verdad, tal cual es. Quizá me atrevería a asegurar que sólo dos personas lo han conseguido hasta el momento. Él, su gran compañero de vida y Gabi. Pero lo de ella es otra historia que os contaré otro día porque brilla con una luz tan intensa que necesita un espacio propio para hacerla justicia…
Lo cierto es que amaneció una mañana cansada de gente tóxica que se alimentaba de su alma, de su amor y de su generosidad e ingenuidad. Así que se puso sus botas preferidas y les dio una patada en el culo, en el trasero, en el pompis, o como ustedes prefieran denominarlo. En un mundo en el que la mayoría de la gente no se separa del móvil ni para dormir, allí estaba ella, esperando llamadas que jamás serían devueltas o mensajes que no fueron atendidos ni mucho menos contestados. Ya no les voy a decir que ni siquiera hubo propuestas de un café, una cerveza, una cálida charla en las largas tardes de invierno. Así que se fue alejando, poco a poco, asumiendo una cita que había leído en alguno de sus libros de cabecera, y es que aunque creamos lo contrario, en el mundo estamos solos. Y a partir de esta premisa comenzó a construir su mundo y a recuperar su yo, que tanto tiempo había estado retumbando en su cabeza y que por diferentes motivos y circunstancias, lo tenía atrapado en una maraña de ideas, sentimientos y sensaciones, reprimidas en el espacio existente entre su alma y su corazón…
Irse de algunos lugares, también es cuidarse. Alejarse de alguna gente, también es protegerse. Cerrar algunas puertas, también es quererse…
Ahora escoge con cuidado a las personas de las que se rodea, a dedo, con los pocos que tenemos en cada mano y siguiendo lo que le dicta su interior. Ha aprendido a decir NO. NO, rotundo a veces, sonoro otras, y las más de las veces, suave y delicado pero firme. Y esta determinación la ha conducido hacia el camino de la aceptación, y por qué no, del amor hacia sí misma.
Me pregunté por qué. No concluí nada, pero esa voz que nos recorre a veces por dentro como un viento que viene de lejos me dijo algo muy concreto cuando estaba acabando el día: las grandes renuncias acaban en grandes revanchas… (Te espero en la última esquina del otoño)
Defectos, muchos. Virtudes, unas cuantas más. Lo curioso de este tortuoso camino, es que es ahora, cuando las arrugas comienzan a florecer en su cara, y las canas pretenden adueñarse de su melena, es ahora cuando se gusta más. Y es que le dan igual las estrías propias de sus embarazos, y su culo más fláccido a costa del paso inexorable de los años. Porque saben una cosa? Ahora sus ojos brillan, sus pies caminan con ligereza y su espalda va más recta que nunca, estirándose para llegar hasta las nubes que se deslizan por encima de su cabeza.
Debí habérselo dicho entonces; que ella estaba más allá de la edad, que era otra cosa, un oráculo, un epígrafe de la historia, un lugar al que peregrinar… (Te espero en la última esquina del otoño)
Y quizá a veces se la vislumbra rara, reservada o incluso seria. Pero no es así. No al menos para los afortunados que aciertan a encontrar el sendero que los dirige hacia su alma, llena de afectos y amor para repartir. Solo que en este caso, sé de buena mano, no comulga con el tiempo en que la ha tocado vivir: un lugar inhóspito en el que la humanidad vive centrada en un yo egocéntrico que no permite observar el entorno y descubrir el sufrimiento de los que nos rodean. Es un mundo plagado de una tecnología que nos aleja del contacto humano, de la calidez de una caricia, de la placidez de una sonrisa. Un mundo desorbitado de estupidez y de falsa y rígida moral correcta. Un lugar vacío de cultura y lleno de modas snob a la par que inútiles, insulsas y vacías.
Siempre he creído que una parte de lo que somos se erige sobre lo que creyeron los demás que seríamos; el modo en que se nos percibe de niños es un magma que forma o deforma nuestro paisaje interior… (Te espero en la última esquina del otoño)
Si a alguno de ustedes les apetece conocerla un poco más, no se queden con la primera impresión, fíjense, dedíquenle un tiempo, y así, solo así podrán descubrir un ser lleno de sentimientos, humanidad y amor. Amor desinteresado pero no estúpido.
Feliz domingo…
Bso: Nessum Dorma