Porque en la vida todo tenía que ver con todo. Porque las personas estaban unidas más allá de su conciencia. La magia de la vida otra vez movía sus hilos invisibles… (La magia de la vida)
Todo está escrito, en algún sitio del mundo, escondido en uno de esos papiros o piedras milenarias que acumulan la sabiduría no revelada a la gran mayoría de la humanidad. Pero la causa de este desconocimiento procede tan solo de un solo motivo: no sabemos mirar. No sentimos, no escuchamos, no percibimos.
Nos hemos instalado en un mundo lleno de ruidos, de luces artificiales, de tiendas, de basura…
El mundo entero es una tienda de ropa, concluí. O quizá, simplemente, una inmensa, innecesaria y absurda tienda…(El francotirador paciente)
Si uno se para a escuchar el silencio. A disfrutar de una puesta de sol frente al mar. A mirar las estrellas en una noche despejada, a sentir la respiración de uno mismo, descubrirá cuán insignificantes somos en el orden del Universo y podrá comenzar a vislumbrar los hilos invisibles que nos unen con otros seres. Con los libros.
Nuestro destino está escrito en las estrellas y sólo cuando pasa el tiempo suficiente, comenzamos a comprender el porqué de las situaciones acaecidas en tiempos anteriores, en meses de sufrimiento y quizá desesperanza. Poco a poco, la ley de la vida dibujada en las inmensas constelaciones nos pone personas en el camino. Unas nos servirán de apoyo y fuerza, y otras tan sólo nos otorgarán un crecimiento personal, ya sea de resistencia o aprendizaje. Y en este telar inmenso de los astros, aparecerán y caerán en nuestras manos los Libros. Cada uno llega en el momento determinado, preciso, que ya estaba dibujado en la luz de los tiempos y que no podemos controlar ni medir.
Como las personas. Aparecen y desaparecen según van cumpliendo su función en nuestro sendero a través de la vida y del tiempo.
Quizá es tiempo de parar y escuchar. De cerrar los ojos y percibir. Y dejar de luchar, de resistirnos. Es tiempo de fluir junto con el Universo. De aceptar y dejar marchar. De sonreír con las buenas nuevas y de llorar y hacer duelo con las pérdidas queridas, pero siempre dejando marchar suavemente, como la caída de las hojas en el otoño.
Así que aquí seguimos esperando a que llegue Guillermina y de volver a mi querida y añorada Roma…pero…¿qué se yo lo que está escrito en mi estrella del Norte? Mientras espero la llegada de las respuestas y de mi hada de luz, hoy os dejo con un álbum para un ángel que llega seguramente, para iluminar y con un propósito especial, aún no descubierto, en la casa de mi querida Dorcas…
Los nacimientos eran mágicos y los niños venían siempre con un pan bajo el brazo…
Feliz domingo…Esta noche toca mirar las estrellas…
Bso: Back to you